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Cómo proporcionamos contenido evergreen en la era del contenido fugaz
julio 4, 2025La inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta útil en el mundo del marketing digital. No hay duda. Desde la generación de contenidos hasta el análisis de datos o la automatización de campañas, está cada vez más presente. Pero hay que aclarar que no sirve para todo ni puede utilizarse sin revisar el contenido que genera. La IA ofrece muchas ventajas, pero también exige prudencia. Hay que saber cuándo resulta útil usarla y cuándo es mejor
evitarla. Nuestra larga experiencia en marketing digital nos hace ser cautelosos. Tú también deberías serlo. Te explicamos por qué.
Generar contenidos, pero con cautela
Una de las aplicaciones más comunes de la IA en marketing digital es la creación de textos: artículos para el blog, descripciones de productos, copies para redes, correos electrónicos, etc. Herramientas como ChatGPT, Gemini o Copilot, entre otras, han demostrado ser buenas aliadas a la hora de acelerar procesos creativos. Con ellas, se ahorra tiempo y esfuerzo. En muchos casos, te ayudarán a organizar ideas, hacer borradores o inspirarte cuando estás bloqueado. Pero, ¡cuidado! No publiques nunca los textos sin revisarlos porque:
- Google puede penalizar el contenido generado sin supervisión humana. En ocasiones, cuando detecta algoritmos que siguen patrones característicos de los textos creados por IA, los considera poco originales o de escasa calidad. Y es posible que eso afecte negativamente a su posicionamiento en los buscadores de internet.
- La IA puede cometer errores. Hemos seguido de cerca los avances de la IA desde que dejó de ser una herramienta exclusiva de ámbitos tecnológicos y empezó a formar parte del día a día de las empresas. Y en este tiempo hemos comprobado que, pese a su eficacia, la inteligencia artificial no es infalible. Puede inventar cosas, cometer errores gramaticales o usar frases que no digan nada. Además, a veces se basa en información desactualizada. Si no revisas todo lo que genera, podrías acabar dañando la imagen de tu marca.
La inteligencia artificial es de gran ayuda para arrancar y optimizar tareas, pero nunca debe sustituir el criterio, la revisión y la edición por parte de una persona. Usarla sin filtros puede salirte caro.
Su punto fuerte: análisis y automatización
Más allá de la generación de contenido, hay otras áreas donde la IA demuestra una mayor eficacia. Estas son dos de las más destacadas:
- Automatización de tareas repetitivas. Algunos ejemplos son el envío de correos personalizados, la segmentación de audiencias en campañas publicitarias o la gestión de respuestas en chatbots. En estos casos, ahorrarás tiempo y reducirás posibles fallos.
- Análisis de datos. La IA es capaz de identificar patrones de comportamiento, prever tendencias o sugerir mejoras basadas en los resultados de campañas de marketing anteriores. Con ella podrás tomar decisiones más informadas y rápidas.
Eso sí: aunque los datos se interpreten con IA, las decisiones estratégicas siempre deben pasar por un filtro humano. Recuerda: no todo lo que dice un algoritmo es automáticamente válido o adecuado para tu marca.
Cuándo es mejor no usarla (o al menos, no sola)
Hay situaciones en las que la IA puede ser más un peligro que una ayuda. Tendrás que controlar su uso o, como mínimo, dar una mayor importancia a la intervención humana, que habrá de ser rigurosa. En especial en estas tres situaciones:
- Comunicación de marca y tono emocional. Aunque algunos modelos de IA intentan “humanizar” los contenidos, carecen de la sensibilidad para captar matices emocionales o responder de forma adecuada en situaciones delicadas. Así que si has de enviar un mensaje ante una crisis, responder a la queja de un cliente o improvisar una presentación, la inteligencia artificial no es tu mejor opción.
- SEO estratégico. Aunque la IA te ayude a generar ideas o a sugerir estructuras, las decisiones importantes en lo referente a palabras clave, arquitectura de contenidos o enlaces deben seguir siendo tuyas.
- Contenidos delicados con implicaciones legales. Aunque la IA cree textos aparentemente correctos, estos pueden contener imprecisiones graves. Sobre todo en temas delicados, como la salud o las finanzas, el margen de error debe ser cero.
La inteligencia artificial es una herramienta valiosa. Sin embargo, su uso conlleva riesgos si no se maneja con cuidado. Para que el resultado no sea contraproducente, evita la tentación de automatizarlo todo e invierte tiempo en revisar. Úsala como apoyo, no como sustituta. El futuro del marketing digital sigue necesitando de la inteligencia humana.